Al menos una vez al año, mi mamá me cuenta la siguiente historia: Un día, cuando ella tenía 9 años, mientras baldeaba la vereda, se le acercó un pibe y le dijo que venía a invitar a su hermana a un asalto. Mi mamá, que no salía de su asombro, le dijo: *Pero nene, vos estás loco? Como la vas a invitar a mi hermana a un asalto! Mi hermana no hace esas cosas!* Y entonces el pibe, que era un re piyo de 12 años, le explicó que la cosa no se trataba de armas y rehenes, sino mas bien de palitos y papasfritas.
Claro que cuando mi mamá cuenta esto, termina agarrandóse la frente y diciendo ¡Qué pelotuda!
Recién me acordaba de la historia, cuando se me vino otra, casi hereditaria, a la cabeza: Hace más o menos un mes, algo así como a las 7 de la mañana, estaba yo sumergida en una fiesta de drogadictos. Seis pibes y yo. Algunos *peinaban rayas* otros *jalaban popper*, yo tomaba coca-cola. En un momento escucho que el cumpleañero le dice a otro: *Mariano me dijo que me va a regalar una bicicleta*. Y entonces yo, lo miró, no se si con cara de extrañada, o con cara de que copado tu amiguito y le digo: *Posta???* A lo que el me contesta: *Che, estoy hablando de pepa, ácido, LSD, nena*