La piloteo, tan pero tan bien que ya podría decir que no la piloteo, sino que simplemente vivo alegre sin eso. Pero después hay días donde me acuerdo, la puta madre, me acuerdo de que existe (todos los días me acuerdo, pero estos días son especiales, you know) y de que anda respirando por ahí, lejos lejos. Y noches, como esta (tanto tiempo sin pensar en esto y ahora me vengo a poner asi de pelotuda) donde me imagino que andara con alguna perra histérica digna de mis criticas, y de las suyas, porque no. Y se me hace como una sensación horrenda en el estómago. Y me tienta el teléfono, y me tienta el mail, y la concha de la tecnología. Y no, obvio que no lo voy a hacer, pero nada, yo que sé. Y después me pongo a pensar que todo lo de el amor y el mito, eran toda una gran mentira, que yo me creí, y que quizás el también se creyó. Y que también se va a encontrar una novia, más fea y más pelotuda que yo, pero que de algún modo le va a funcionar mejor. Y me pongo un poco más triste, ya que estoy. Pero bueno, un tropezón no es caída, qué joder.