Yo creo que los papás de Lucía definitivamente me odian. O tal vez todo sea un macabro plan de la pequeña seseosa y realmente se proponga, la muy atrevida, hacerme regalos tan pero tan espeluznantes. Porque hasta el lapicero con forma de caracol de no sé que río de no sé que lugar al que ellos van todos los santos fines de semana, la cosa era más o menos tolerable y te digo hasta entendible, porque quien que no se atrevió no soñó con ser chupamedia por un día, pero la estampita de hoy, de esas feas onda *sos mi mejor amiga porque sos divina. De: xxxx Para: xxxx* que venden en el tren, ay que miedo.

Ah, boluda, encima me acabo de acordar del monederito de TodoModa quehijadeputanopodés.