Qué mi hermano es un pelotudo, lo vengo pensando hace rato. Ahora el temita este de llamarme al celular desde nuestra casa para desearme buenas noches. Te pasaste. Porque no es que yo ande esperando llamados, pero de pronto suena el teléfono y sería mezquina si no diera ese saltito.
Qué los hombres, en términos generales, son unos pelotudos, no solo lo vengo pensando, si no que tengo pruebas fehacientes de ello. Y sobre todo en las últimas 24 horas.
Ahora por suerte contamos con la presencia de bellísimos hombres (a los que jamás he de tocar) que me envían hermosísimos mails que recitan lo siguiente: *Porque (y esto no es porque seas mi super amiga) no sos normal y lo sabes... Sos especial, interesante, graciosa, atractiva, despierta y la vision acida y cinica que tenes sobre el mundo te da un vuelo que es jodido de alcanzar...*
Qué si bien es altamente cursi, y bastante poco claro al momento de llamarme no-normal, es harto suficiente después tanta merca. Y entonces cuando lo vea, le voy a dar el primer abrazo. Qué seguramente es tanto más reconfortante que el último.
Que debo comprarme un juguete, es sabido. Y más que nada con los tiempos que (me) corren.

Hablando del inglés, es una pena que mi compañera favorita me odie. (nota: el cigarrillo apoyado contra el labio seco, siempre lastima). Pero algún día le voy a decir que me gusta su mochila de los Ramones, muy al estilo 18 años. Y seguro me va a empezar a querer un poco.
Por otro lado, es realmente gracioso tener la leve sensación de que mi alumno me quiere coger. Y hoy, ya siendo legalmente soltera, tuve la delicadeza de observar que a pesar de su (no tan avanzada) edad, no tiene panza. No lo tomaremos para el puesto, pero será tomado en cuenta para la próxima búsqueda, jijiji.


PD: Es una lástima que nadie lea este blog, porque realmente este es un post precioso.