Son las tres de la mañana y no me puedo dormir. Pienso pienso pienso. Es impresionante como en el momento en que me decido a dormir, a parar un rato, mi cerebro se encarga de hacerme la vida imposible. Nunca tanta lucides. Dos mil años leyendo grammar, dormida aburrida y a la hora de dormir... Qué ganas de romperme las pelotas.
Pienso en las clases. En la ropa de profesora que me compré. Me mirarán el culo? Espero que no, me pondría bastante incomoda. Ojalá no tenga uno de esos alumnos que todo lo saben, porque no los banco. Y si me pongo nerviosa? Es de cuarta que la profesora esté nerviosa.
Después pienso que haría si me cruzo a cada uno de los pibes con los que estuve: Con Diego me quedaría hablando boludeces; Con Panchi me haría la boluda por completo, o sino podría improvisar algún *Cómo andás con el temita de tu impotencia? o Cómo va el emporio del churro?*; a Sen lo veo todos los findes, y que sé yo, le digo *Hola como andas*; con el rubio me quedaría hablando, porque me cae bien y también me lo re cogería, porque además, está bueno (ésto si no amara a mi novio, claro). Después hay un par más, de los que me costó mas de dos segundos acordarme el nombre, por ende no vale la pena nombrarlos. Además, algunos tienen hijos y otros viven en San Juan.
Dormí cuatro horas. Ademas de sueño, tengo un par de stilettos. Yo stilettos, entendés. Hay cosas que se me están yendo de las manos.
Pero me quedan tan lindos...