Resulta que, obvio, no supo responder la pregunta. Porque nunca fue una genia de la estimulación ni mucho menos. O no sé si de la estimulación, pero de algo así. Se ha ocupado más de romper bien las pelotas y coartar libertades. Pero, más vale tarde que nunca, ahora ha aprendido y hasta se la puede joder con fumar porro y sacarle la confesión de que no, mirá si quedo pegada. Por lo menos ahora sabe que tengo pasión por las cosas abandonadas. O intriga o nostlagia o lo que quieras.
Entre otras cosas: Haciendo orden me encuentro con una cartuchera del secundario. Reveladora. Diego Diego Diego y más Diego. Tres años de Diego. Tres años de masoquismo (mio) y sadismo (suyo). Y me acordé, además de que uno hace pelotudeces desde tiempos inmemoriales, de que en ocasiones habíamos compartido no te digo cosas lindas, pero al menos no sórdidas. Como escribir un poema a medias. Como hablar de dios.