No orgullosa de haber sido catalogada tantas veces como mala (o llena de odio o alguna otra verdad absoluta del estilo), pero sí orgullosa y hasta te digo sádicamente orgullosa de detestar cierto tipo de personas. Dije cierto tipo de personas. Y en esto, te digo, no hay clasificación posible. Cierto tipo de sutilezas. De lo más repugnantes, eso sí. Como el olor a mandarina, o a banana, en el peor de los casos. Los que comen y se manchan. Los que cuentan chistes verdes. Los que cuentan chistes. Los que te quieren coger bajo cualquier circunstancia de sometimiento. Los que no te quieren coger. Los que juntan baba en la comisura de la boca. Los que pronuncian mal la N. Y mucho más.