The Blow(g)

Mi ritmo sabe rico

domingo, octubre 23, 2005

Suffragettes

He decidido que en mi viaje a la isla, cuando todos me pregunten de donde soy, voy a responder que soy peruana. Nada más avergonzante, patético y deplorable que las escenas que me tocaron ver el día de hoy.
Como soy una trabajadora de la noche (jeje) me fui directo a votar. Qué pelotuda.
A saber: Me pregunto que problema tiene la gente a la que le gusta sociabilizar un domingo a las 8 de la mañana y también si es solo un germen tercermundista o es que afecta también al primer mundo. OBVIO que las mesas abrieron una hora y cuarto más tarde y las viejas conchudas estaban que ardían. Poco dotadas de paciencia se pusieron a gritarle, como si les estuvieran cortando una teta en rebanadas, al pobre milico que no tenía una mierda que ver en el asuntito de la impuntualidad, ésto, claro, sin animos de defender al milico. Cuestión que estas viejas de mierda, además de molestarme con sus gritos de histéricas malcogidas, todas ellas se me colaron y votaron antes que yo. Como soy una lady y a veces hago uso del don de la buena educación y la paciencia, me callé la boca. Me limité a mirarlas con cara de ojete mientras me imaginaba lo tristes que debían ser sus vidas.
Después de esto fui a mi mesa y muy amablemente le pregunte a la débil mental que había por presidente de mesa, cual había sido el inconveniente por el cual yo había estado esperando tanto tiempo para votar. La verdad, no se bien que carajo me dijo, pero en resumen y por lo que yo supuse, peronistas peleándose por poner o no poner sus boletitas de mierda.
Bueno, nada, cuando estuve en el cuarto oscuro y aseguro que por convicción, agarré la boleta de la Chiche y de Cristina, las rompí, fascinada, en 250 hermosos pedacitos y las metí en el sobre.
Esta es la historia del día.