No da

Hay cosas para las que definitivamente no estoy hecha, entre ellas, para lidiar con borrachos, drogadictos, locos, degenerados. No estoy hecha para vender alcohol, solo para tomarlo. Menos todavía para preparar tragos, aunque me salgan exquisitos. No nací para contar plata ajena. Jamás. Soy lo suficientemente fea e inteligente para estar, exitosamente, detrás de la barra. La noche es mia, pero para que ella me viva, no para vivir de ella. Los piropos berretas y las propuestas de matrimonio, más que nada, me dan ganas de llorar y de dejar de creer en la humanidad para siempre. Y, hablando de todo como los locos, no daba para limarla con esa boludez. Eso sí, me copa mucho el whiscola.