Escribir este post es una pésima idea. Lo sé desde el principio. Sé desde el principio que soy una enferma sin remedio, I mean, una enferma que no quiere remedio. Ahora yo quisiera saber cuando mierda me volví tan loca. Cuando mierda dejé que un enfermo me volviera así de enferma. Loca loca loca y mil veces loca. Esto viene de los catorce, y lo sé y hasta si hago cuentas dos minutos te digo la fecha, pero para qué, para que mierda saber esa puta fecha. Si yo en este mismo momento podría estar diciendo cosas tan pero tan lindas que hasta me las podría creer. Pero no no no y no. Estoy enferma. Y lo sé, lo peor de lo peor, saberlo. Saber que reís, reís y reís porque en realidad te divierte, te divierte y te encanta, pendeja. Que el escocés te sienta perfecto. Que el sexo de quince te viene perfecto. Que el rio está frio pero sigue siendo el rio. Que las cosas cambian sólo si le ponés un poco de onda. Un poco nomás. Y lo estás haciendo bien, te estás esmerando como nunca. Pero no, no, tres mil quienientas veces no. Siempre es algo. Y si es nada cual es, cual es te digo, te pregunto cual es. Nada, yo que sé. Lo mejor, es que no me pego un tiro ni a palos.