Me estoy dando cuenta que entre otras rebeldías estúpidas que conservo de mi adolescencia, como aquella de no cantar el himno, la del día del amigo sigue vigente. Yo que se, no es mala onda, pero hace rato que soy conciente de que mi gran grupo de amigas ya no es tan grande para mi. Se resumió a un grupo de personas, las cuales, en su mayoría no están en Buenos Aires. Y entonces, ni ganas de juntarme con Pepita y Juanita a escuchar las mismas aburriciones de siempre. Entonces dije Ma' si, yo lo llamo al jefe y le digo que mañana trabajo. Y bueno, voy a trabajar.
El mejor día del amigo, fue una vez, supongo que habra sido en el '99, cuando con Anita no teníamos ganas de ver a nadie, nos fuimos a pasear por el centro. Hicimos una especie de turismo. Fuimos al Cabildo, a la Manzana de las Luces y boludeses del estilo. Qué pendejas, je.